Falta de recursos, hambre, pobreza o enfermedad. En la actualidad, son muchos los inputs que alejan al desarrollo social del más que desprotegido Tercer Mundo, sobre todo cuando este tipo de carencias de primera necesidad derivan en cifras mortales del todo inverosímiles.
Con motivo del Día Mundial de la Salud, que fue celebrado a nivel global el pasado 7 de abril, la Organización Mundial de la Salud ha vuelto a colocar como cabeza de la lista de problemas endémicos a las enfermedades de transmisión derivadas de la picadura de algún insecto, como es el caso de los mosquitos o las garrapatas.
A día de hoy, este tipo de afecciones provocan al año la muerte de más de un millón de personas, afectando en gran medida a las personas de menor edad e incrementando así la tasa de mortalidad infantil. La eliminación de plagas como la malaria, el dengue o la fiebre amarilla no sólo puede recaer en el uso de técnicas de desinfección, por lo que es fundamental que se tengan en cuenta cada uno de los procesos que en nuestra rutina diaria pueden aumentar o disminuir este tipo de afecciones.
UN ECOSISTEMA EQUILIBRADO, LA CLAVE DE SU DESAPARICIÓN
Como les ocurre a las empresas de eliminación de plagas de Madrid, las alteraciones climáticas marcan el inicio de una mayor reproducción de insectos como los mosquitos. Cuando las temperaturas aumentan rápidamente a consecuencia del cambio climático, incrementan al mismo tiempo las lluvias y las tormentas, por lo que se genera un entorno ideal para la proliferación de esta clase de plagas. Sólo en 2010, la malaria fue la principal causa de muerte de 660.000 personas, procedentes de las poblaciones más vulnerables del continente africano.
El principal problema que rodea al repunte de este tipo de enfermedades es precisamente la globalización, ya que cualquier cambio de dinámica que afecte a nuestro entorno puede repercutir con fuerza sobre la virulencia de este tipo de insectos. A consecuencia del archiconocido cambio climático, que provoca alteraciones en el ecosistema, también se producen cambios sobre los seres vivos que transmiten dichas enfermedades mortales, generando un ciclo nocivo que desgraciadamente no está al alcance de las empresas de eliminación de plagas.
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