La Xylella fastidiosa, es una bacteria fitopatogena que ataca sin curación a viñedos, olivares, almendros, melocotón, limonero, ciruelo e incluso el laurel, si bien el olivo es el más vulnerable.
Los vectores (portadores) de la enfermedad son los insectos. Cuando un vector pica la planta infectada para nutrirse, adquiere la bacteria y la trasmitirá a la siguiente planta que vuelva a picar; por lo que es difícil controlar la bacteria y de ahí el adjetivo de fastidiosa.
También es conocida como la bacteria del “ébola del olivar” que impide el flujo de la sabia y va secando la planta hasta causarle la muerte.
Se descubrió en california a finales del siglo XIX, donde se estima que ha causado daños en la viticultura por valor de 104 millones de dólares. En 2013 apareció en Italia donde a día de hoy se sabe que ha arrasado millones de olivos.
En 2016 se detecta la bacteria en las islas baleares; y en 2017 se extiende por primera vez en nuestra península, concretamente en Guadales (Alicante).
Los agricultores, están muy preocupados y vigilantes de sus olivares por si aprecian alguna anomalía en ellos que les lleve a sospechar de la Xylella fastidiosa, que pueda acabar rapidamente con las plantaciones y el trabajo de muchos años. Comentan que es difícil detectar la enfermedad, por eso es importante comunicar cualquier sospecha a los servicios de sanidad vegetal.
La administración también está de acuerdo en intensificar los controles, avanzar las tareas de prevención y mantener la alerta para combatir la enfermedad que ya tiene unos protocolos establecidos por las autoridades comunitarias. El sector agrario reconoce que tendrá que convivir con bacteria hasta que haya instrumentos para erradicarla.
A día de hoy no existe cura contra la Xylella por eso la Generalitat valenciana ha señalizado una superficie de 110.000 Hectáreas anexas a los focos y miles de árboles serán destruidos para intentar evitar su propagación.
Fuente:
https://elpais.com/economia/2017/09/09/actualidad/1504976419_100239.html